miércoles, 4 de marzo de 2009

La Odisea de mi Cheíta II



Los planes de ir a San Blas, Madrid, el viernes 6 de febrero se han vuelto a truncar. Esta tarde, por previsión, he mirado el pronóstico del tiempo para el fin de semana próximo en el trayecto de Madrid-Barcelona, y me he caído de espaldas. Otra vez, y será la enésima de este invierno, pronostican nieve en el centro de la península, es mas, desde Calatayud a Madrid, y por la parte de Cuenca, en el trazado de la A3, que sería la 2ª alternativa, ídem de lo mismo. Por lo que tras el disgusto llamo a Griffi para comentarle la jugada y me dice que hoy por la mañana había estado nevando. Pero bueno, esto ya si que empieza a ser la Odisea Cheíta , es mas, me parece que a este ritmo la paso a recoger de camino a la 4CN. En fin, he podido cambiar el billete del AVE para el día 20 de febrero, y espero, POR FIN, que ese finde luzca un sol precioso y poder traerme de una vez la moto a casa. Aunque a este paso dudo de que quiera venirse conmigo. Y el viernes 20 de febrero, vuelvo a subir en el AVE de Barcelona a Madrid con el convencimiento de que esta vez, por fin, si que vuelvo a casa en moto. Llego puntual y al salir hacia el aparcamiento de la estación de Atocha, veo a Griffi acercándose, como siempre, una alegría enorme encontrarte con el, un verdadero hermano que se vuelca con sus amigos. Tras dos o tres infracciones de tráfico, nos dirigimos a pasar por sugerencia mía por delante del Parlamento y el ayuntamiento pues no había pasado nunca por ahí. Veo los leones pero no a José Luis, nuestro presidente, lástima pues me habría hecho ilusión hablar con el un rato. Tras la visita "topicazo", nos dirigimos a San Blas, voy a ver mi moto tras mas de un mes, en realidad ha estado en Madrid mas de dos meses y me pregunto si se acordará de mi, o si yo me acordaré de conducirla. Bajamos al aparcamiento y allí estaba, cubierta con una jarapa que Griffi le puso para evitarle el polvo y protegerla de miradas indiscretas. ¡Que guapa!... ¿te acuerdas de mí? y a Griffi solo se le ocurre un comentario: Y ahora ¿donde apoyaré el casco y las cosas?, me venía de perlas como apoyadero. Lo siento hermano, pero esta se viene conmigo hoy caiga lo que caiga. Subimos a cu casa a cambiarnos, saludo a sus padres y salimos hacia Torrejón a comer algo. Como siempre, soy muy bien recibido por la gente del Vanelly, los cuales ya me tratan como un habitual, no me extraña. Tras comer y hablar de la 4CN sobre todo, aparece Perenquen que se pide "algo ligero" mientras Griffi y yo tomamos café y un chupito sin, ya sabéis, esos microchupitos de la casa. Suena el móvil de Griffi y me comunica que su padre se ha encontrado en su habitación un móvil que posiblemente sea mío. ¿Posiblemente?, es el mío, con las prisas me lo dejé encima de la cama. Vaya hombre, ya empezamos, hemos de volver a San Blas y salir por allí hacia la A2, con lo fácil que lo tengo desde Torrejón. El caso es que me retrasaré un poco, pero espero llegar a Zaragoza con luz, el resto del camino es mas tranquilo ya que pretendo tomar la AP2 y dejarme de autovía. Tras despedirme de Griffi y sus padres que iban en coche indicándome la ruta hacia la A2, salgo de Madrid sin no pocas retenciones. La verdad que hasta Guadalajara la circulación fue lentísima, aunque observe una aptitud muy noble de los conductores de por allí. Me recordaba a los atascos en las autopistas de Inglaterra cuando estuve allí este verano, cuando se daban cuenta que pasabas entre los coches, muchos se apartaban ligeramente para dejarte pasar, me sorprendió y es verdaderamente de agradecer. Esto hizo que mi retraso con respecto a lo previsto no fuese considerable. Hasta Calatayud de un tirón, paré a repostar y a beber agua, pues la comida del Vanelly me la pedía. La moto iba fenomenal, casi parecía que tenía muchas mas ganas que yo de rodar, pero mis muñecas, dedos y antebrazos empezaban a pasarme factura. Han sido dos meses sin circular con ella y hacer recorridos de 5-10 minutos. Parece mentira pero el cuerpo se desacostumbra fácilmente, pensaba en que aún me quedaban unos 90 Km hasta Zaragoza y ya eran casi las seis de la tarde. Pregunto al dependiente de la gasolinera a que hora anochece por aquí y me dice que sobre las siete mas o menos, por lo que me animo y salgo rápido hacia Zaragoza, al final conseguiré llegar antes de las siete. De un tirón llego a Pina de Ebro, al área de servicio y se me ocurre llamar a Quique y Esther por si estuvieran por allí y pasar a verlos un rato. Estaba cansado y la verdad ya no me importaba llegar temprano a casa. Hacía frío, pero el cielo estaba despejado. No consigo comunicar con ellos y continúo hacia casa. Al llegar a Montblanc, mis dedos estaban completamente agarrotadas, no por el frío, si no que por la falta de costumbre y por mantenerlos siempre en la misma posición Tanto es así que apretar el embrague para cambiar como al frenar con el freno delantero, es una tarea complicada para mis dedos. Paro en el área de servicio a repostar y a cenar, ya que quiero llegar a casa, pasarme por la ducha y meterme en la cama lo antes posible. No lo había dicho, pero la noche anterior trabajé y no había dormido desde el jueves por la mañana. No tenía sueño, pero me sentía cansado. Cuando ya encarrilé la AP7 y vi que me quedaba menos de una hora para llegar a casa, empecé a sentirme mejor, hacia ejercicios de estiramiento con los dedos para mantenerlos vivos y aunque el frío empezaba a calarme un poco, el solo hecho de conseguir llegar con la Cheíta a casa por fin, hacía que nada me doliera, me sentía feliz. Al llegar a Sabadell, esperaba encontrarme a muchos de mis amigos haciéndome la "ola" y a muchos otros aplaudiendo al paso de estos dos triunfadores, pero eso solo lo viví en mi imaginación. La imaginación de un colgado por sus motos, su club y sobre todo por esta afición tan especial como es la del motero. Tras dejar a mi Cheíta en el garaje junto a la Profe, me sentí realmente a gusto, es difícil de explicar esta sensación, pues también es difícil de comprender para muchos, estos sentimientos. El cariño y apego que uno tiene por una máquina, las satisfacciones que uno recibe de ellas y sobre todo, el agradecimiento que le tenemos por ser el hilo conductor que nos conecta con el mundo, sus paisajes, sus ciudades, sus gentes y sobre todo con nuestra libertad. Algunos piensan que los moteros nos subimos en la moto para aislarnos, pero yo creo que no es bien bien cierto, para muchos otros es la forma de conocer el mundo y de comunicarnos con las personas con las que compartimos mucho, no se lo que otros piensan de esto, pero para mi es algo impensable, al menos de momento, el vivir sin rodar en moto. En fin, ya tengo a mis dos amores en casa y estoy deseando tener unas horas libre para estirarle las ruedas a las dos en alguna de las KDD's del club, si es que coincido en alguna pues últimamente no se da la ocasión si no es que la organizo yo. Bueno sea como sea, la odisea de mi Cheíta ya ha acabado y quería compartirlo. Se que muchos comprenderán lo mal que lo he pasado estos dos últimos meses, aunque mi fiel Profe no me ha dejado solo ni un momento.

2 comentarios:

  1. He oido que te llaman el señor de la nieves o que?

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  2. Si hijo si, lamarme me han llamado hasta el Gurú de la Nieve, pero me parece que ya estoy perdiendo poderes.

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