miércoles, 26 de mayo de 2010

Cuando miro atrás, miro adelante

Cuando, pasados ya casi cinco años, miles de kilómetros, innumerables salidas, KDD’s, concentraciones y ya perdida la cuenta de tantas actividades en este club, el ClubYBR, me doy cuenta de lo mucho, muchísimo que significa para mí. Aunque siempre soy consciente de ello, hay veces que me sorprendo de lo arraigado que me siento a él y, sobre todo con sus gentes.
Esos amigos, compañeros, y algunos, hermanos que, gracias a un simple instante de curiosidad y la posterior dedicación casi en pleno a esta loca aventura de crear y mantener un club de locos por la YBR, he tenido el enorme placer y la gran fortuna de conocer.
Un instante que podría no haber existido, un instante en que la búsqueda de información sobre esa modesta moto que nos une, nos ha unido y que espero nos una siempre, trajo tras de sí, una nueva forma de vivir, de sentir y de afrontar reto tras reto, una apuesta por compartir, conocer y en definitiva disfrutar, de tantos y tantos buenos momentos, tantas y tantas buenas amistades, que, uno se pregunta: ¿Cómo hubiera sido mi vida sin el club?, o ¿a que hubiera dedicado esta parte tan reciente y emocionante de mi vida? La verdad, no lo sé, no me lo imagino, como no me imagino hoy por hoy vivir sin él. ¿Qué significa para mí, o que sensaciones he vivido en este club?: muchas, tantas que no sería capaz de enumerarlas todas sin correr el riesgo de dejarme alguna. Diría: amistad, pasión, alegría, aventura, tristeza, incertidumbre, conocimiento, hermandad, coraje, cansancio, satisfacción, decepción, aprendizaje, soledad, compañía…, pero la más repetida casi día a día son: felicidad y gratitud. Felicidad por haber podido disfrutar de todo con todos y gratitud por el respeto, el cariño y la amistad recibida, por las experiencias vividas, por los momentos compartidos y por todo lo que he aprendido y enseñado en estos cinco años de aprender y comprobar día a día que, todo lo que das de ti tiene la gran recompensa de hacerte más humano, mas persona, más feliz, más completo, más agradecido. Agradecido a aquellos que te han seguido en este camino, a los que te han ayudado a no cesar en el intento de mejorar cada vez más en todo, en lo que organizas, en lo que colaboras, en esas rutas locas y proyectos que has tirado adelante siempre acompañado de otros locos como tú, que, quizás, o más bien, seguro, no están tan locos.
Agradecido a la vida por dejarte compartir una parte de ella con algo que le da sentido a este sinsentido cotidiano que es a veces el vivir, o intentarlo. Satisfecho por el trabajo realizado, el camino recorrido, por el avance y proyección de este proyecto de club que, por suerte no te ha decepcionado pues ha sido compartido, impulsado, sentido y seguido por muchos, muchísimos, desde el principio y al cual se suman cada vez más y más amantes como tú de una humilde, pero indestructible y agradecida moto de 125 cc. Es conocido y explicable como el carácter de la YBR se transmite a quien tiene la oportunidad y la suerte de conducirla, sentirla y, porque no decirlo, amarla. Carácter que, poco a poco llena tu espíritu de modestia, coraje, fuerza, paciencia y constancia, para, como simboliza nuestro BoB, luchar kilómetro a kilómetro con esas adversidades que se presentan en la carretera, como en la vida, pues, lo vivido en ella se trasporta de una forma inexplicable a nuestra vida cotidiana.
Toda experiencia te hace aprender y la recibida a pequeñas dosis de la YBR y su humilde club durante este tiempo, nos ha hecho aprender, apreciar y respetar los valores que nos hacen seres más humanos y nos guían por un camino de respeto y tolerancia hacia los demás y a nosotros mismos. Seguir en este camino, continuar esta aventura, mantener ese espíritu y crecer como se crece en la vida, poco a poco, es la máxima que se ha de seguir. Los que estamos ahora, los que vengan después, los que empiezan ahora, los que ya no están y los que nunca dejarán de estar, son los que no han de olvidar donde se empezó y ha donde queremos llegar.

Mi deseo en adelante sería que mantuviéramos viva esa llama, esa constancia, esa lanza al aire y ese espíritu que nos ha unido y que por siempre nos haga ser únicos, diferentes, especiales: el espíritu YBRero.
Salud y fortuna para todos los YBReros, los ausentes y los presentes.
Gappy, mayo de 2010